Escuela de Teatro Remiendo como oportunidad

Por Noelia Rosa, la constante imaginaria. Actriz, directora, docente, creadora… *Ideas en constante movimiento

Desde la antigüedad, la polis ha necesitado espacios de intercambio, debate y descubrimiento donde las ideas e inquietudes de los ciudadanos más allá de la vida diaria pudieran ser compartidas y valoradas.

Pasa el tiempo, y en las ciudades siguen siendo necesarios este tipo de espacios donde el aprendizaje  esté en constante movimiento. A pesar de que internet invite al intercambio y exposición de nuestra creatividad sin límite, el teatro sigue siendo ese lugar sagrado desde el que evolucionar de una manera abierta, confrontada y por lo tanto más enriquecedora.

Granada es una ciudad que, a pesar de su idiosincrasia, de su estatismo arraigado al pasado, acoge muchas de las mejores compañías de teatro, actores y autores del panorama nacional que desarrollan aquí su trabajo desde hace décadas. Y no solo eso. Músicos, artistas en general, parecieran esconderse detrás de cada adoquín. El arte nace a borbotones a pesar de la ciudad. Tanto, que el arte se extiende más allá de su circuito profesional y se vuelve inquietud en lo más cotidiano. Y esa inquietud busca su oportunidad.

En la Escuela de Teatro Remiendo conviven la experimentación, el poder de la colectividad y el valor de lo individual. Invita a la reflexión, al respeto por lo creativo. Es vida, entrega y es placer.  Es teatro en estado puro,  esa oportunidad. Remiendo, la escuela, es el lugar en esta ciudad. No tengo ninguna duda.

Es algo más que una academia de artes escénicas. Es ese tipo de espacio del que hablo, que se hace necesario porque afortunadamente vamos entendiendo, con más claridad, que es a través del arte, de lo artístico, como logramos profundizar en nosotros mismos y en nuestras ideas.

Aquí no hay edad. Arquitectos, médicos, profesores, estudiantes… tímidos, observadores, curiosos, todos se acercan al teatro en busca de respuestas. Que el teatro no es solo para los actores, dramaturgos, directores, el teatro abarca áreas insospechadas, da lecciones de vida, nos hace comprender, nos obliga a construir, nos conecta con nuestro verdadero potencial… nos ayuda a convertirnos en mejores seres humanos. Y así lo he comprobado estos años. La Escuela de Teatro Remiendo es cantera inagotable de gente de teatro, profesionales del sector o ajenos a él, pero amantes del teatro al fin y al cabo que encuentran a través de lo expresivo una voz propia.

¿Qué sería de Granada sin movimiento artístico? ¿Sin conciertos, ni exposiciones ni teatro?… Sin esa oportunidad. Lo cultural es el legado de la ciudad, salud patrimonial. Porque hay otras maneras de hacer las cosas. Y al teatro le sucede lo que a la ciudad, por más que leas sobre ella, por más que te la muestre Google Earth, no la conoces hasta que no la vives.

Hace años que comprendí esto. Hay que practicarse en la subjetividad para huir de lo estático. Hace tiempo que reconocí en mi profesión una herramienta fundamental para la vida. Y es ahora cuando ellos, mis alumnos, me devuelven esta impresión. Experimentan, como yo lo hice, que hay una oportunidad de crecimiento poniéndonos  a prueba en los límites del fracaso, confiando en el trabajo  colectivo y valorando lo que nos aporta por encima de todo vivir el proceso de creación, no el resultado.  Esa oportunidad está aquí, en esta Escuela.

Y pienso que este tipo de lugares donde muchos encontramos nuestro sitio dignifica la ciudad donde se encuentra.

Confío en la labor que se desarrolla en estos lugares, confío en el poder de transformación que nos produce lo creativo y confío en los profesionales que cada día se afanan en la labor que desde hace más de diez años se desarrolla en esta Escuela. Y me siento orgullosa de todos los que, sin dedicaros a esto, os acercáis aquí confiando en que es el sitio que os ayudará a crecer.

Como bien digo, sé que en la Escuela de Teatro Remiendo hay una oportunidad esperándote.

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