La producción teatral o escénica puede ser entendida como un conjunto de tareas y acciones que se organizan para la consecución de un objetivo: la creación y ejecución de un producto, el espectáculo. Estamos hablando de un proceso complejo en el que confluyen ciertas prácticas artísticas, técnicas y administrativas que deben ser llevadas adelante por una persona o conjunto de individuos que, de manera organizada y mediante una serie de recursos, intenten materializar el proyecto escénico para ser exhibido ante un público.
¿Cómo se podría entonces identificar y definir al productor de espectáculos en estos momentos?
El productor como empresario, como persona responsable que un proyecto esté sustentado por un proyecto empresarial, independientemente que ponga o no el dinero. Debe trabajar en la lógica de la rentabilidad de los recursos.
El productor como gestor, buscará la unión de los recursos (humanos, materiales y de tiempo), conocimientos y acciones para la consecución de un fin concreto y material, el espectáculo. Sus herramientas principales serán la planificación, organización y control del proyecto.
El productor como director de proyectos, cuya gestión está asociada a tres variables: tiempo-ámbito-costes, los tres vértices de las teorías modernas de la gestión de proyectos.
El productor comunicador, debe ser un receptor, canalizador y transmisor de información. De fuera hacia dentro como también de dentro hacia fuera. Es el centro a través del cual se orientan las decisiones y acciones necesaria para la consecución de los objetivos del proyecto.
El productor como creador, tiene que ser capaz de crear un producto para un público concreto.
El productor como espectador, debe de analizar los espectáculos como espectador, para poder estar cerca de las preferencias y gustos del mercado.
En todo espectáculo el éxito de la obra se basa precisamente en mantener un equilibrio entre los requisitos artístico-técnicos del espectáculo y el dinero asignado para dicho proyecto, máxime en épocas como las actuales en las que los presupuestos son reducidos y hay que sacarles el máximo provecho.
Por eso es fundamental formarse como experto en producción de espectáculos para conocer a fondo el medio en el que se trabaja en todas sus vertientes.